Alceo
nació en 630 a.C. en Lesbos de una familia aristocrática. Su vida fue
marcada por el interés político y por la lucha contra el poder
absolutista de los tiranos Melancros, Mirsilo y Pitaco. Estos choques le
llevaron al alejamiento forzoso da las actividades públicas. Su obra despertó
la atención de los alejandrinos que la recopilaron en diez
libros; hoy nos quedan sólo cuatrocientos fragmentos.
Los
temas de sus obras son muy variados: la pasión política, el amor, el convite,
la batalla y la precariedad de la vida. Estos son tratados con un
tono muy aristocrático y con una gran vivacidad
expresiva. Su poesía refleja las ideas de su propia eteria. Escribió además
poesías dedicadas a los jóvenes
Poemas
Bebe y emborráchate,
Melanipo, conmigo. ¿Qué piensas?
¿Qué vas a vadear de
nuevo el vorticoso Aqueronte,
Una vez ya cruzado, y de
nuevo del sol la luz clara
Vas a ver? Vamos, no te
empeñes en tamañas porfías.
En efecto, también
Sísifo, rey de los eolios, que a todos
Superaba en ingenio, se
jactó de escapar a la muerte.
Y, desde luego, el muy
artero, burlando su sino mortal,
Dos veces cruzó el
vorticoso Aqueronte. Terrible
Y abrumador castigo le
impuso el Crónida más tarde
Bajo la negra tierra.
Con que, vamos, no te ilusiones.
Mientras jóvenes seamos,
más que nunca, ahora importa
Gozar de todo aquello
que un dios pueda ofrecernos.
Destella la enorme
mansión con el bronce;
Y está todo el techo muy
bien adornado
Con refulgentes cascos,
y de ellos
Cuelgan los albos
penachos de crines
De caballo, que
engalanan el arnés
De un guerrero. De
ganchos que ocultan
Que están enganchadas
las grebas brillantes
De bronce, defensas del
más duro dardo,
Los coseletes de lino
reciente
Y cóncavos escudos
cubren el suelo.
Junto a ellos están las
espadas de Cálcide,
Y muchos cintos y
casacas de guerra.
Ya no es posible
olvidarnos de eso,
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